sábado, 22 de agosto de 2009

Las cicatrices me recuerdan que el pasado fue real, un cliché cinematográfico tan real, que me desencaja de la realidad… rememorar un pasado extraño… las nubes grises, el clima frío, la soledad, una partida demasiado pronta y cruel, un hálito de locura masiva, perenne, que en ciertos momentos se escabulló por completo, y realmente no la pude controlar, el vacío, la constante depresión, las visiones tormentosas, que hoy me fascinan, el engrandecimiento ante la sombra de la constante ofensa, despliego mis alas escabiadas, el ángel caído sonríe, me reflejo tan decadente y hermosa, tan completa y vacía… bipolaridad que es de sobrada ayuda para esta mente un poco dañada, la música como anzuelo de la vida, como el consuelo más sublime, la música que me embruja y me deja apasionada a los pies de la mansedumbre… los libros como mis mejores amigos, aquellos que me ilustran, que me enseñan los senderos más retorcidos para llegar a mí misma, los mejores amigos que nunca me juzgan y que me regalan conocimiento desinteresado, que no saben nada acerca de mí, pero se abren y me aman con su simple existencia….el diseño… para poder lidiar con las imágenes mentales reclutas de la belleza y lo tangible que la vida cotidiana me depara… ser pseudo libre al manifestarme, al exteriorizarme… reflejarme en un espejo y despertar las sensaciones que quería provocar…orgullo, emoción, un leve éxtasis de poder funcionar… una máquina miserable, cuyos ganchos y tornillos oxidados le dan el sabor de la meta cumplida… el arte como revolución, una siniestra guerra interna, un frenesí de ideas que contaminan el alma, que corroen las mentiras y performancean tu vida, para que realmente valga la pena... de ser la mejor... pérdida de tiempo de toda la existencia...

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