Es las nueve …y estoy frente al ordenador con una manta
(debería estar en clases).
Tengo fiebre, cefalea,y dolor de garganta.
En definitiva: Maldita gripe.
Mis anticuerpos han hecho una reunión en la sede de mi cuerpo para intentar poner fin al terrorismo bacteriano. Pero por lo visto el sistema inmune no se pone de acuerdo.
He asistido con paciencia a sus continuos reproches mutuos. Por lo visto las Inmunoglobulinas siguen culpando a los Linfocitos de que la gripe haya vuelto. Evidentemente los linfocitos bajaron la guardia debido a que dialogaron con el sistema nervioso, emitiendo algunas medidas de seguridad como usar ropa de abrigo, tomar mucha vitamina C y otras leyendas urbanas para prevenir la gripe, pero por lo visto la organización de bacterias ha superado con creces las barreras y los escrúpulos y ha sembrado el caos en mi organismo.
Parece ser, por lo que he oído esta mañana mientras desayunaba, que tanto los grupos minoritarios de monocitos como otros más relevantes (granulocitos, citoquinas o las proteínas del complemento) apoyaban a los linfocitos y estaban intentando organizarse para poder dar una respuesta unitaria y, por lo tanto, mucho más eficaz contra la gripe. Pero no ha habido manera de que las Inmunoglobulinas, muy relevantes en el funcionamiento de la respuesta inmune, entren en razón. Siguen echándole en cara a los Linfocitos que hayan dejado entrar la gripe en vez de asumir eso como un hecho irreparable e intentar erradicar las bacterias que campan a sus anchas por mi cuerpo.
Así que hasta que el pleno de sistemas de defensa de mi cuerpo se ponga de acuerdo la organización de la gripe se va apoderando más y más de mi cuerpo, disfrutando de esta situación de caos que parece que le resulta mucho más fructífera para ir sembrando mucosidad, dolor de cabeza y presión de oídos en mi persona.
Esperemos pues a que el sistema inmunológico se ponga de acuerdo y decida actuar de una vez por todas con un mínimo de efectividad.
Hasta entonces, seguirá la gripe.

Desatentamente
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